Economista de Los Andes
Como es sabido los ciudadanos islandeses enviaron ejemplarmente a prisión a los banqueros y lograron humanizar la economía, por eso tienen hoy una de las más altas tasas de crecimiento global. Los Indignados de Colombia apenas si conocen la razón de las manifestaciones multitudinarias de Nueva York y Madrid, por lo cual es oportuno publicar cinco de las más terribles opresiones económicas que podrían subsanarse con una decidida unión colectiva capaz de abrirle los ojos a los enceguecidos ciudadanos y gobernantes. Aquí intentaré sintetizar los coherentes blancos de acción que podríamos atacar entre todos, muy distantes de la utopía, y de las gastadas palabras de justicia, paz y libertad, para agregar una pincelada de color a nuestra realidad en blanco y negro. Ojalá seamos escuchados por un gran grupo de inconformes y por el gobierno del presidente Santos:
1. USURA BANCARIA. Los créditos de vivienda deben bajar pues no es justo que en los más baratos que existen en este momento, el beneficiario deba pagar casi tres veces la suma prestada. Además manifestamos que no basta con no cobrar las operaciones no exitosas en los Cajeros Automáticos, ni con ponerle un techo de $ 3.900, según el decreto que acaban de aprobar, sino que es necesario que su utilización sea gratis como ya lo hacen algunas entidades.
Es fundamental también luchar para que los intereses de las tarjetas de Crédito bajen del 30 %, pues los CDT en los bancos están dando menos del 4 % anual, por lo cual la pregunta sería: ¿qué hacen con el 26 %, los pobrecitos bancos?
Es un razonamiento elemental: El gobierno debe ser más enfático protegiendo a los ciudadanos de la usura financiera. Por tanto pedimos, por el bien de este país que las utilidades bancarias no sean del 69% como lo publicaron los periódicos en septiembre sino tan solo del 60%; ¿será que se empobrecen?
2. SALUD. Es tan grave el problema que bastaría con comenzar porque atiendan a cualquier colombiano que tenga una urgencia en todos los centros de salud, sin discriminación alguna, y no lo dejen morir en los andenes o en los corredores de los hospitales; que las citas sean otorgadas máximo a siete días, y que se agregue un centenar de medicamentos al POS, y no treinta, pues hay antibióticos que ya han creado resistencia y numerosos fármacos de primera generación están en desuso en los países del llamado primer mundo.
3. MOVILIDAD. No entendemos cómo, después de tanto conflicto, tardarán 10 meses más para adquirir los buses de Transmilenio que pasarán por la Calle 26, Avenida Eldorado, o Avenida “Gaitán” –como intenta tontamente cambiarle el nombre el nuevo alcalde de Bogotá, lo cual será bastante costoso e inútil para la ciudad.
Sólo pedimos que adquieran los buses con mayor celeridad, así sea de otra marca, para el beneficio de los pobladores de esta ciudad ad portas del colapso.
4. EMPRESAS DE CELULARES. El monopolio de las 3 compañías de telecomunicaciones se evidenció en esta navidad donde todas ofrecían los mismos confusos planes, donde las empresas probablemente se ponen de acuerdo para no perder un grano de sus ganancias, muy lejos de crear un mercado libre que favorezca al usurario.
Sería probable –en el país del sueño– que el gobierno ponga un techo al costo de las llamadas unificando los destinos a todos los operadores y que no se engañe a los colombianos con planes donde la utilización de los minutos a las diferentes telefonías sea tan confuso, para no hablar de los paquetes de datos, que en varios países del mundo ya carecen de límite. Y además que no nos roben los minutos que hemos pagado por anticipado, poniéndoles fecha de vencimiento como si fuesen un medicamento. Y por último que no activen los celulares robados, lo cual está incentivando la ola de atracos y asesinatos que todos los medios han publicado.
5. SEGURIDAD. ¿Si fue eficaz la política de seguridad de Uribe y su Ministro de Defensa (Juan Manuel Santos), entonces por qué una sola de las Bandas Criminales que existen en Colombia (eufemísticamente llamadas Bacrim), logró paralizar 5 departamentos la semana pasada?
¿No es hora de que nos digan la verdad, para lo cual debemos exigir la extradición de Panamá de la ex directora de DAS, la única que nos puede contar en Colombia cuál era el verdadero sentido de esa Seguridad Democrática? Sólo pedimos que la traigan a ella y la entreguen a la justicia, lo cual no es imposible pues el pasaje apenas cuesta 300 dólares.