Con-Fabulación del No. 161 al 220



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Archivo del No. 161 al 220
100.000 lectores semanales
Ilustraciones Blog: Fernando Maldonado

Comité Editorial

DIRECTOR: Gonzalo Márquez Cristo. EDITORES: Amparo Osorio, Iván Beltrán Castillo. COMITÉ EDITORIAL: Mauricio Contreras, Rafael Ortega Lleras, Marcos Fabián Herrera, Maldoror, Fabio Jurado Valencia, Olga Sanmartín, Julio Jaramillo Hoyos. CONFABULADORES: Óscar Collazos, Jotamario Arbeláez, Gustavo Tatis Guerra, Mauricio Botero Montoya, Sergio Trujillo Béjar, Fabio Martínez, Germán Villamizar, Guillermo Bustamante Zamudio, EN EL EXTERIOR: Floriano Martins, Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses (Venezuela); Renato Sandoval (Argentina); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Najar, Eduardo García Aguilar (Francia); Marta L.Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros (Costa Rica).
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Con-Fabulación llega a 100.000 lectores semanales

E D I T O R I A L

La divergencia, el pensamiento plural, la imaginación crítica, el encuentro lúcido que instaura el entendimiento, y todos los recursos inventados por la cultura para enfrentarse a los múltiples rostros de la pobreza y a los disfraces infinitos de la muerte, hoy se encuentran exiliados, arrojados a las inmediaciones. ¿Cómo participar de un festín donde el nombre de la realidad es sacrilegio, descarnado anatema y malévola irrisión?
Ante el mutismo cómplice y la tácita aceptación de una realidad inaceptable, y en la hora en la que todo debate empieza a extinguirse, apabullado por la tiranía del desprecio, que es casi peor que la de la violencia, resulta urgente fundar zonas propicias para el derroche de la libertad.
Soñamos con la alianza fecunda de la imaginación y la crítica, con la nupcias del periodismo y el pensamiento, de la verdad y la belleza: con una Con-fabulación… Porque solamente el uso ilimitado de la creatividad servirá de brújula para fundar el camino y desplazar la oscuridad reinante.
Desde este sitio convocamos al ingenio creador de los periodistas, escritores, académicos e intelectuales para que mediante el ejercicio de la escritura, despojados de cualquier oscura intención destructora, polemicemos y opinemos, y, con un alto sentido de la ética, hagamos aportes a la construcción del horizonte extraviado.

Rafael Dussan interpreta a Egon Schiele

El abrazo (1917) de Egon Schiele.
Museo Osterreichische Galerie. Óleo sobre lienzo, 100 x 170 cm.

El pintor Egon Schiele (1890-1918), una de las figuras artísticas capitales del siglo XX, que con Gustav Klimt y Oskar Kokoschka conformaron el grupo Expresionista Austríaco, y quien es considerado como un insigne “maldito” debido a su tormentosa existencia, es el oscuro huésped de este número de Con-Fabulación. Schiele, crítico acerado de la sociedad conservadora que lo hostigó sin tregua y quizá —a pesar de su breve vida— el pintor que más autorretratos ha producido en la historia del arte, comenzó su meteórica carrera a los dieciocho años y desde esa primera exposición donde se imantó con el éxito sería víctima de la prohibición y el escándalo. En 1912 en compañía de su primera y joven mujer (Wally), la provocadora modelo de varias de sus obras, optó por residir ruidosamente en Krumau, su aldea materna, lugar donde pronto se le acusaría de corrupción de menores, hasta ser arrestado y alcanzar el prestigio de que algunas de sus obras fueran condenadas al fuego. Por tal suceso Schiele regresó a Viena donde en adelante gozó de la protección de su maestro Gustav Klimt, quien lo introdujo en la aristocracia cultural que por entonces demandaba retratos. Salvado de participar en la Primera Guerra por la influencia de su élite, expuso en Dresde, Praga y Zurich, con favorables comentarios. Murió en 1918 víctima de la gripe española, tres días después de la muerte de su esposa —ocasionada por la misma enfermedad—, quien se encontraba en estado de gravidez.
El riguroso y consagrado dibujante colombiano Rafael Dussan, después de haber expuesto en importantes escenarios de Italia y Colombia, reconocido por tener algunas de sus creaciones en el Museo del Erotismo en París —lo cual provoca admiración entre los sátiros—, nos ofrenda aquí su obra Dialogando con el Abrazo de Schiele, donde su vibrátil línea se adhiere a la eficacia de su color flotante y sustancial.

Dialogando con El Abrazo de Schiele. Autor: Rafael Dussan
Técnica mixta sobre lienzo. Tamaño: 80 x 98 cm. Cartagena de Indias

Rafael Dussan Mejía (Bogotá, 1957). Realizó estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de Bogotá y en la Pontificia Universidad Javeriana, donde también adelantó estudios de psicología. Tomó talleres de artes plásticas, en Cooper Artes y en la Universidad Nacional. En 1993 viajó a París donde tomó un curso de grabado moderno en el Atelier Contrapoint 17.
Regresó a Colombia para dedicarse a la docencia del dibujo en Bogotá y Cartagena, desarrollando paralelamente la investigación y creación de su obra. Vivió en París, Avignon y Milán, hasta 2010 cuando regresó a Colombia. Su obra se centra especialmente en el dibujo, trabajado en diversas técnicas y soportes.
Desde 1990 realiza exposiciones colectivas e individuales en Colombia, Centro América, Estados Unidos y Europa. Sus obras están en colecciones particulares y en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, el Museo del Erotismo de París, en la colección Venusberg del coleccionista y editor de arte erótico Hans Jurgen Doepp, en Frankfurt. Ha expuesto en la Fundación Alzate Avendaño de Bogotá, en el Museo dei Bozzetti de Pietrasanta y en el Palacio Belvedere de San Leucio en Italia, y también en el Museo Histórico de Cartagena, con el tema Hairesis, una mirada de la inquisición española en estas tierras (2009-2010).
Ha desarrollado un trabajo de ilustración para textos como El Anticristo de Nietszche, la Historia del ojo de Georges Bataille, el Concilio de amor de Oskar Panizza, Obsesión (libro editado por Peter Weiermair en Viena). Ha participado recientemente con sus dibujos en la película de animación realizada por Carlos Santa (2009) titulada Los extraños presagios de León Prozak. Actualmente reside en Cartagena de Indias y prepara sus próximas exposiciones en ciudad de Guatemala (Galería Attico) y en Bogotá con la Galería Alonso Arte. Trabaja igualmente en una individual a realizarse en el museo Iglesia de Santa Clara, para el primer semestre de 2013.

Apaporis

Por Fabio Martínez*
En 1941 el profesor Richard Evans Schultes fue enviado por el gobierno de Franklin Delano Roosevelt a la selva amazónica colombiana para hacer una investigación sobre la producción y explotación del caucho. En plena guerra mundial, los gringos necesitaban con urgencia de este precioso vegetal, para producir llantas de aviones, neumáticos y botes de desembarco.
Schultes se internó en la amplia región del Vaupés, y poco a poco se fue distanciando de los propósitos colonialistas, dedicándose durante doce años, a vivir con las tribus indígenas y a recopilar plantas sabias y medicinales de la región, como la hoja coca y el curare. Al regreso a su patria, el etnobiólogo tendría problemas con el gobierno de su país.
En 1974 los antropólogos Wade Davis y Tim Plowman, discípulos de Schultes, harían el mismo viaje al corazón de las tinieblas donde, aparte de continuar el estudio de las costumbres de los aborígenes, descubrieron, entre otras cosas, el poder del curare, que resucita muertos. Tim murió de sida en 1989 truncándose así una valiosa carrera como antropólogo. Davis, entonces, comenzó a escribir su experiencia por las selvas colombianas. El resultado de esto fue el libro El Río editado por el Banco de la República y El Áncora Editores, 2001 y traducido por Nicolás Suescún.
El Río es una excelente crónica de carácter científica, dedicada al maestro y al compañero de viaje, escrita con el vértigo con que se debe escribir una buena crónica. En El río, Davis descubre el país ignorado de la selva, hasta ahora expoliado y saqueado por los diferentes gobiernos de turno.
En 2007 el cineasta  caucano Antonio Dorado, siguiendo los pasos de Schultes, Davis y Plowman se metió a la selva colombiana con un equipo de producción cinematográfica, y produjo uno de los documentales más bellos sobre la región: Apaporis.
Apoyado en una investigación previa realizada por Cecilia Orozco y Ómar Dorado, el documental muestra la belleza extraordinaria de esta región, así como los ritos y costumbres de las etnias barazanos, cubeos, caviyarís, makunas y tanimukas, que ante la agresión del hombre blanco, continúan resistiendo.
Para los aborígenes del río Apaporis, el centro del universo se encuentra allí. Su cosmovisión destaca la importancia de las plantas y de los animales, como el curare y el jaguar, que han sido amenazados por el colono invasor y por los grupos alzados en armas. Conscientes de que no pueden ignorar el mundo occidental, sus sabios proponen que, para que exista un equilibrio en el mundo, se debe establecer una relación de horizontalidad entre Occidente y los pueblos antiguos que aún existen.
Dorado llevó entre su mochila las fotos que había tomado Schultes en los años cuarenta, y al mostrárselas, éstos reconocieron a sus antepasados, y a su vez, se reconocieron. A los habitantes del Vaupés ya no les aterra, como antiguamente, el flash de una cámara fotográfica o de cine. De una u otra manera, ellos también han sido permeados por la modernidad; pero con la diferencia de que no aceptan y se oponen a una segunda vorágine sobre la tierra.
Los habitantes de la región del Guaviare, Vaupés, Caquetá y Amazonas, por donde pasa el majestuoso río Apaporis, saben que el centro ecológico y espiritual del mundo está en el Amazonas, y que por esto mismo, hay que protegerlo de sus predadores.
El documental de Dorado se distancia de la mirada ominosa de la selva, y nos entrega un trabajo bello acerca de una región y de un pueblo que sólo han sido tenidos en cuenta para colonizarlo y explotarlo.
*Narrador y catedrático colombiano

Cartas de los Lectores No. 220

LA INCOHERENCIA DE PETRO. La arrogancia de Petro, que se toca desde otro lado con la de Uribe, le resta cada día más puntos, y eso potencia sus incoherencias como la rumba hasta las 6 de la mañana, a la vez que prohíbe la venta de alcohol antes de las 3 de la tarde a menos de 500 metros de los centros educativos, inútil consigna de origen fascista, pues los estudiantes si lo desean pueden beber a las 3 y un minuto o a 501 metros de las universidades; la peatonalización de la carrera 7ª de la calle 19 a la 26, es también una verdadera incoherencia, pues si quería peatonalizarla por qué no lo hizo desde la Plaza de Bolívar, y por último sus absurdas declaraciones de que no se puede construir la autopista del Occidente porque pasa sobre un humedal, pero en cambio sí se puede construir un tren; ya nos hacen perder toda esperanza. Marino Benavides, antropólogo U. Nacional
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LUNA DE MIEL, LUNA DE HIEL Creo que estamos ad portas de ver el final de la Luna de Miel de Santos. El país recobra su violencia, sus crímenes callejeros, la indolencia ciudadana, los flagelos de los grupos alzados en armas. Ojalá todo esto no precipite su gestión hacia una Luna de hiel. Mauricio Salazar Saavedra, Abogado.
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FALSO POSITIVO BUROCRÁTICO. La Ley Anti trámites no ha funcionado pues los pensionados aún deben sacar su certificado de supervivencia, y lo que hemos visto, es que el papeleo se incrementa día a día; para un ejemplo mirar los papeleos que exigen las entidades públicas, donde cualquier elemental contrato se convierte en una faena kafkiana. Las citas en varias de las EPS no se pueden conseguir antes de 10 días. Será todo un Falso Positivo Burocrático. Luis Armando Silva, estudiante de Los Andes.
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PARA FERNANDO MALDONADO. He seguido semana a semana los excelentes contenidos de su medio virtual y me he deleitado con todas y cada una de las representaciones de los artistas colombianos. Sin embargo quiero felicitar a uno de los pintores aparecido hace un mes, al maestro Fernando Maldonado por su Venus de la pantalla, maravillosa recreación de la Venus del espejo de Velásquez, por la dosis de modernidad y poesía que plasmó en su obra. Humberto Acuña Zapata
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DE EPIFANIO GARAY A CARLOS GRANADA. Excelente la versión de Granada sobre La mujer del levita. Me encanta además que de todas las obras interpretadas en ese ejemplar proyecto de Con-Fabulación, es el único que rinde homenaje a un artista colombiano. Maestro Granada ¡gracias! Ángela Ruiz.
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NO AL ARTE DE LA MUERTE. Bien por Amparo Osorio, cuando a través de Confabulación, nos permite confabularnos nacionalmente, para decir un NO aplastante al "tormentoso arte de la muerte", el Toreo, camino hacia la muerte. Ella con su argumentación nos muestra lo horrendo de la llamada "fiesta brava". Con este artículo se puede desarrollar una clase en todas escuelas de Colombia, para concientizar al niño, sobre lo horrendo de la violencia. Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

LAS HORAS de Alejandro Ovalles Bonilla


El siguiente relato fue tomado de El sueño de Alicia, publicado recientemente por la editorial Los Conjurados, de Común Presencia Editores.

Las horas
Por Alejandro Ovalles Bonilla*

Como todos los jueves en la noche, Hans llegó a la casa de don Franco, el organista, preguntando la hora.
—Las ocho en punto —contestó, también como siempre, el anciano.
—No —dijo con una sonrisa cómplice la longeva hermana del viejo, quien viendo la hora en uno de los relojes que había sobre el escritorio, corrigió: son las ocho de la noche con un minuto y once segundos.
Siempre que Hans llegaba, y después del saludo ritual, se iniciaban de inmediato las clases de solfeo, pero esta vez él no levantó el protector del órgano ni abrió los libros de partituras, sino que se puso detrás del escritorio que estaba frente al órgano. Allí, otro anciano, también hermano de don Franco, escribía en una máquina tan vieja como él.
Los dos músicos —Hans y don Franco— habían hablado alguna vez de Ángelo, así se llamaba el hermano del organista. Don Franco le contó esa vez que su hermano había sido muy enfermizo cuando niño, y que desde cumplidos los siete años sólo había seguido creciendo en apariencia, pues su memoria se quedó anclada desde entonces en los años dulces y brevísimos de la infancia. Pero en clases anteriores Hans nunca observó nada extraño en la conducta de Ángelo, quien siempre se limitaba a andar descalzo por entre las habitaciones y a escuchar las ejecuciones de sonatas, que eran las únicas que soportaba.
Con el consentimiento de Ángelo, Hans tomó una de las páginas ya escritas. Tenía por encabezado: Apuntes para una Teoría de la temporalidad universal y el carácter inexorable de sus designios. Leyó algunas líneas y se detuvo. El título le pareció sugerente y hasta cierto punto sensato, a pesar del contraste entre el rigor científico y el aire poético de la frase, y se preguntó cómo una persona como él, un niño de siete años que no había sentido la tiranía de ochenta años de vida, podía pensar siquiera en el tiempo, y más aún en el carácter inexorable de sus designios. Lejos de considerarlo un retrasado mental, Hans lo consideró un abuelo con un juicio indefectible.
Cuando se sentó en la butaquita frente al órgano, mientras abría los libros y levantaba el protector, temiendo ser escuchado por Ángelo, Hans hizo a don Franco un gesto de interrogación arqueando las cejas y moviendo las manos. El maestro le contestó en voz baja:
—Lleva tres días comprando relojes y calibrándolos todos con su llamada hora universal. Son más los relojes que ha dañado que los que ha logrado calibrar porque los mueve tanto que la máquina termina descomponiéndose. Si te fijas en los relojes de las paredes y los que hay sobre la mesa sabrás lo que te digo. Sale a la calle por horas y regresa con unos papeles llenos de números en los que anota a cuántas personas y en cuánto tiempo logró convencerlas de que le permitieran ajustar sus relojes con la hora universal. Además, dice que cuando logre graduar ciento cuarenta y cuatro mil relojes habrá dado el primer paso que lo llevará a comprobar varias de las hipótesis centrales de su teoría. Parece que el retraso, y no precisamente el de las horas, se le está convirtiendo en locura.
—Interesante pasatiempo —apuntó el joven con aire distraído.
Empezaron las lecciones de lectura, y mientras leía las páginas llenas de barras, fusas, redondas y andantes, el muchacho observaba de cuando en cuando la vehemencia con que el viejo infante se entregaba a su tarea. Dieron las nueve. Entonces se escucharon los campanazos de los cuatro relojes de pared al unísono. Ángelo se levantó, revisó cada reloj sobre el escritorio y cada reloj en las paredes. Al cabo de unos minutos retomó la escritura de su teoría, satisfecho de que sólo uno se había atrasado algunos segundos. A esa hora también Hans y don Franco dejaban las clases de lectura y solfeo por las de ejecución, así que al rato ya el retrasado escuchaba con esmero, sin que nada ni nadie lo sacara de su ensimismamiento, pues esa noche había sonatas alemanas de turno.
Las diez, otra vez el estrépito de los relojes. Terminaron las clases. Hans se levantó, revisó por Ángelo los relojes y le dijo que todos andaban al compás, que estuviera tranquilo. Cubrió el órgano y organizó los libros. Antes de salir, sin que los tres viejos lo notaran, ajustó también su reloj —tenía cuatro segundos de retraso— y se despidió de los ancianos.
Ya en la calle no podía evitar sentir una benévola compasión por aquel anciano, y no pudo escapar a la curiosidad de ver la hora en los relojes tras las vitrinas de las tiendas, ni tratar de ver la hora también en los relojes de los escasos transeúntes. Siguió caminando, y muy avanzado en su camino se encontró con una amiga de siempre. Le preguntó la hora y la retuvo hasta que puso su reloj a andar exacto con el de él. A las once llegó a su casa en el Barrio Gótico. Pocos segundos después de haber entrado escuchó el primer campanazo de las once en la catedral. Comparó las horas y sonrió, el reloj de la torre había sonado veinte segundos después de la hora universal. Se sentía inquieto, y sin pensarlo mucho se fue a dormir. Tuvo un sueño apacible. En la mañana lo despertó la voz de su padre que le decía:
—Hans, levántate, faltan cinco para las seis y el Padre Joseph te espera para la misa.
—No señor —dijo Hans viendo como pudo la hora en su reloj—, faltan cinco minutos y dieciséis segundos —dio media vuelta sobre la cama, se arropó bien y, encogiéndose, siguió soñando con sus propios Apuntes para una Teoría de la temporalidad universal y el carácter inexorable de sus designios.

*San José del Guaviare, Colombia, en 1980. Licenciado en Letras Modernas de la Universidad Tecnológica de Santiago (República Dominicana) y Magíster en Literatura Hispanoamericana del Instituto Caro y Cuervo (Bogotá). Es autor de los libros Abrapalabra (Educar, 2010) e Innovación lectora (Pearson, 2011). Actualmente es profesor de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, y ha sido profesor de la Universidad EAN, de la Universidad de la Salle y de la Fundación Universitaria Monserrate, entre otras instituciones educativas. Varios de los cuentos que componen este volumen han sido premiados en concursos nacionales e internacionales de literatura; también publicados en diversas revistas culturales y antologías. 

Silabario de Magia de Marcos Fabián Herrera


Por Guillermo Martínez González

Veinticuatro poemas, conforman el tono de este breve libro que oscila entre la magia y el destierro, el conjuro y el olvido. Entre ensalmos y ruinas, bebedizos e imprecaciones, se convoca un pasado sepulto, el destello de un rostro que se resiste a la memoria, a las crepitaciones de la hoguera en el desierto.
Lo inconcluso, el entrecortamiento de la fábula, la revelación que se avizora como hierba  indómita, zozobran en los retazos de una historia que se silabea en la guerra, el amago de una cartografía y su despojo. Se habita, nos dice un poema, en la casa del naufragio, la que permanece oculta e hirviente, en la tiniebla total.
Invitamos a leer este libro como se aligera una pócima. De su lectura tal vez surjan las caligrafías de lo silenciado o los delirios  del desarraigo. La inmersión atare fuegos proscritos, lo que se niega entre las fragmentaciones de un palimpsesto.

CASA HABITADA                         
Nuestra casa el olvido
El despojo de la memoria
Un pizarrón de trazos quebradizos
Una galería de ríos sin cauce.

Nuestra casa es el fin
El retorno de lo que no tiene nombre
De lo que nació inconcluso.


ÉXODO
       Para Ricardo Cano Gaviria

Por la calle de los viejos adoquines se fueron,
Se marcharon, y se olvidaron de esta vieja tierra,
De estas ruinas musgosas,
De estos animales agotados.

Blandieron sus hoces, arruinaron sus bártulos,
Descosieron sus prendas
E incendiaron sus ranchos.

Se fueron, se marcharon,
Sin vitualla ni abrigo;
Mataron los mastines, ahogaron las bestias,
Sepultaron las efigies.

Sin anuncios ni plegarias
Negaron la patria y se abrieron al éxodo
Esquivaron la gloria y proclamaron la herejía.

Se fueron, se marcharon,
Quemaron la semilla y vejaron a las parturientas,
Negaron su pasado y denostaron del presente.

Se fueron, se marcharon,
Por la calle de los viejos adoquines,
Celebrando las ruinas y cantando la derrota.

Carlos Granada rinde tributo a Garay

La mujer del levita (1899) de Epifanio Garay.
Museo Nacional de Colombia, Bogotá. Óleo sobre lienzo, 140 x 200 cm.

En 1899 La mujer del levita bautizó en nuestro país el arte erótico poscolombino, siendo la primera de las obras que asume sin reservas el tema de la desnudez, para lo cual su autor debió protegerse con una de las más cruentas historias bíblicas, provista de homosexualismo y violación, y que culmina con el asesinato y desmembramiento de la esposa a manos del trastornado marido originario de la provincia de Leví.
El escándalo persiguió a este refinado óleo desde que fue expuesto por vez primera, y fue acusado de “fotográfico, innecesariamente dramático y provocador”.
Nacido en Bogotá en 1849 y fallecido en Villeta en 1903, Epifanio Garay y Caicedo fue pintor, cantante de ópera y cronista. Estudió con José Manuel Groot, luego en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y en la Academia de Música. Adoptó el apellido Garini en su carrera operística. Ganó una beca en 1882 para estudiar pintura en París siendo discípulo de Boulanger y Bonnat. Fue director de la Escuela Nacional de Bellas Artes que sería clausurada por la Guerra de los Mil Días. Varias de sus obras se encuentran en Panamá y Cartagena, ciudades donde residió.

Carlos Granada (Honda, 1933), figura fundamental del Expresionismo Colombiano, uno de los más recurrentes forjadores de nuestro universo erótico y de los más agudos pintores de la incesante violencia de este territorio nacional, nos ofrece aquí su bella interpretación de esa pintura de Epifanio Garay que lo ha obsesionado desde su iniciación plástica.
Granada, quien ha realizado a lo largo de su extensa carrera homenajes a Géricualt, Fortuny y Velásquez, y quien piensa que el arte es un juego de influencias que debe culminar en la transformación de las estéticas, en el reportaje La persistencia de la memoria publicado hace una década en la revista Común Presencia (No. 14), con su indomable beligerancia responde así a la pregunta del artista como conciencia de su tiempo, siendo éste un testimonio que ayudará al lector a complementar el rostro de este creador determinante en la renovación de la plástica en Colombia:

“Desafortunadamente el arte en este país ha sido doblegado, arrodillado a las clases dirigentes o a las imposiciones económicas. Es, para decirlo con claridad, complaciente y débil. Los museos y las grandes galerías se convirtieron en instituciones oficializantes del artista y no en sus verdaderos promotores como debe ocurrir. Han impuesto una cultura petrificada, de formas convencionales, al servicio de una fácil imaginación. Arte comprendido es arte muerto. Nuestra sociedad fue asimilando a quienes no tomaron la rebeldía como su profunda actitud de vida. Sus víctimas fueron pintores de gran talento y fuerza expresiva como Alejandro Obregón, quien al final de sus días fue nuestro más reconocido artista oficial. Esto es desdichado, porque de los óleos de Obregón a sus acrílicos hay mucha diferencia, de la fuerza de sus cóndores a sus búhos existe una distancia enorme. Y no es extraño en este tiempo en que todo se vuelve moda, subyugación, ver a escritores y pintores mendigando las prebendas del poder... Santiago Cárdenas, Maripaz Jaramillo, Enrique Grau y Manuel Hernández, para nombrar sólo algunos, renunciaron a sus exploraciones expresivas convirtiéndose en cultura oficial; pero eso siempre tiene un costo muy alto, porque cuando la libertad de la imaginación se entrega al poder de turno la obra se vuelve inofensiva y estéril. El artista tiene que ser la persistencia de la memoria. La verdadera obra de arte no está en los museos, así como la literatura no está en las bibliotecas. Quizás es allí donde muere... Es necesario pintar la vida y la muerte, los extremos donde se define la existencia. La mejor pintura está en los suburbios, en la solidaridad humana, en las calles y barrios, en las pasiones y esperanzas de la gente común. Desde niño jugaba a pintar las imágenes de la violencia en el pueblo que vivía —Líbano, Tolima— y me impactaron tanto que me supe pintor el día que vi la muerte y descubrí la tortura en esa zona cafetera tan azotada por la guerra. Entendí desde entonces que debía contar la vida a través del erotismo y alternamente testimoniar el horror que sacude nuestro territorio. Una de mis exposiciones inaugurada en 1980 en el Museo de Arte Moderno de Bogotá ejemplifica esta visión con su título: El color de la vida, el color de la muerte”.

Homenaje a Epifanio Garay, inspirado en La mujer del levita. Autor: Carlos Granada.
Óleo sobre lienzo.

Carlos Granada (1933). Estudió Artes en la Universidad Nacional de Colombia. Se especializó en Pintura Mural en la Academia San Fernando de Madrid. Fue director del Departamento de Bellas Artes y del Museo de Arte de la Universidad Nacional de 1977-1979. Fue cofundador del Centro de Investigaciones Plásticas Taller 4 Rojo.

En busca de Nancy Cunard


Por José Luis Díaz-Granados*
Es posible que no exista en ninguna parte una antología donde aparezcan poemas o cuentos suyos. Tampoco creo que en época reciente alguno de sus libros se haya reeditado. Y mucho menos puede ser probable que en las crónicas sobre la historia literaria europea de entre guerras, se cite su nombre.
Sin embargo, Nancy Cunard resulta ser una de esas referencias imprescindibles en la descripción de la travesía generacional de escritores representativos del siglo XX, sobre todo de aquellos que revolucionaron la expresión estética, al mismo tiempo que pusieron su pluma al servicio de los indefensos y los oprimidos cuando el imperio del fascismo parecía inatajable.
A esta mujer frágil, fina y extravagante le importaba un  pepino que sus amistades aristocráticas la vieran entrar a un café londinense con un músico negro o con un obrero de la construcción y sentía una intensa felicidad al compartir con ellos al igual que con Evelyn Waugh, Aldous Huxley, W. H. Auden, Stephen Spender o Cecil Day-Lewis, con quienes bebía absintio (ajenjo) en homenaje a Baudelaire, en medio de bailarinas que danzaban el can-can o el charleston.
Nancy era la única heredera de la famosa empresa naviera Cunard Line, en cuyos trasatlánticos millares de viajeros atravesaron los siete mares del mundo en medio del más soberbio esplendor.
Vivió un idilio pasional con Huxley —ella es la Lucía Tantamount de Contrapunto (1928)— y, enloquecida con el cubismo de Picasso y Braque, la música de Stravinski y la introspección de la conciencia a lo Proust y Joyce, en los años febriles del surrealismo se trasladó a París y se hizo amante de uno de sus más brillantes profetas: Louis Aragon.
Juntos vivieron una borrascosa historia de amor que casi culmina con el suicidio del poeta en Venecia después de "haber recorrido sus eróticas aventuras con la extraña y diabla Nancy Cunard", según escribió años más tarde Rafael Alberti, amigo entrañable de ambos.
Aragon y Nancy tradujeron el intraducible poema de Lewis Carroll Hunting of the snark, el cual editaron en una imprenta que ella tenía en su castillo campestre de Reanville, cerca de París. De su idilio con Nancy, Aragon dio fe en su novela Blanca o el olvido y en su relato erótico El coño de Irene.
En los años 30 Nancy abandonó su mansión londinense y se escapó con un músico de jazz de raza negra, episodio que causó tal escándalo que su madre procedió a desheredarla. En represalia, Nancy escribió un panfleto titulado El negro y la blanca Lady Ship, con el cual abofeteó la purulenta sociedad de su época. Al poco tiempo viajó a Addis Abeba con el fin de defender a los etíopes de las tropas invasoras de Mussolini y más tarde se dirigió a los Estados Unidos para solidarizarse con jóvenes negros que venían siendo víctimas de la justicia racista de ese país.  
En 1936, el asesinato de García Lorca en Granada y el levantamiento de Franco contra la República, alertaron a los intelectuales españoles contra la inminente entronización de la bestia nazi en España. Al estallar la guerra civil, César Vallejo, Alberti, Neruda, Nicolás Guillén, Miguel Hernández y González Tuñón, entre otros, escribieron libros imprecatorios, hicieron llamamientos a los poetas del mundo y organizaron eventos en donde se multiplicó el vocerío popular contra el fascismo creciente.
A finales del año, Neruda se desplazó a la campiña francesa y en la imprenta de Nancy editó la revista "Los Poetas del Mundo Defienden al Pueblo Español", de la cual aparecieron seis números. Terminada la contienda, Nancy viajó a Chile tras las huellas de su amigo y desembarcó en Valparaíso completamente ebria, con un amante torero, a quien abandonó apenas pisó suelo andino.
Se trasladó a Santiago en donde se prendó de un "poeta vagabundo", al decir de Neruda, "chileno de origen vasco, no desprovisto de talento, pero sí de dientes, borrachísimo, quien propinaba a la aristocrática inglesa frecuentes palizas nocturnas que la obligaban a aparecer en sociedad con grandes gafas oscuras".
Pero "cómo no recordar ahora a la pálida y bella inglesa —escribe Alberti en sus memorias—, propietaria de la Cunard Line, apasionada más tarde de nuestra guerra civil, militante entusiasta en el campo republicano, que llegó a alquilar un castillo en Francia para recoger a los intelectuales refugiados?".
En los años 40 Nancy regresó a París y su vida se fue envolviendo en las tinieblas del olvido. Una tarde de 1965, enferma y solitaria, falleció en una habitación oscura de un hospital de pobres de la Ciudad Luz. Algunos cronistas registraron la noticia refiriéndose a Nancy como "la femme fatale de los años 20" o a la dama rebelde que había escandalizado a Londres con su romance con un músico afroamericano.
Pero Nancy Cunard "fue algo más que una figura excéntrica de los años locos —escribió Georges Sadoul en "Las Lettres Francaises", el periódico de Aragon, citado por su biógrafa Anne Chisholm—.  Alrededor de su sombra flotan los blues y los spirituals afroamericanos, las baladas de la España republicana y los himnos inmortales de la poesía francesa moderna".
De sus libros, si acaso alguno se recuerda, sobresale una antología de la poesía negra angloamericana y sus poemarios Out laros (1921) y Sublimario (1923), entre otros. Sin embargo, basta abrir uno de ellos en cualquiera de sus páginas para que de sus brasas sintamos, indelebles, no sólo el ardor de su pasión amatoria sino la vehemencia con que abordaba la defensa de los pobres, los marginados y los oprimidos de todos los rincones de la Tierra.

*José Luis Díaz-Granados (Santa Marta, 1946), poeta, novelista y periodista cultural. Su novela Las puertas del infierno (1985), fue finalista del Premio Rómulo Gallegos. Su poesía se halla reunida en un volumen titulado La fiesta perpetua. Obra poética, 1962-2002 (2003). 

Movimiento Poético Mundial, 29 de febrero

Comité Coordinador
Un Salto Adelante

Para el 29 de febrero de 2012, una legión se dispone a cantar, a condensar la fuerza que desplace la conciencia un salto adelante.
 El Movimiento Poético Mundial, con las acciones poéticas de Un Salto Adelante, rendirá un gran homenaje a la memoria del poeta austriaco Ide Hintze, fundador y director de la Escuela de Poesía de Viena, pionero de la globalización de acciones poéticas de proyección formativa, y quien promovió una actitud vital y renovadora frente a la vida, mediante la fuerza transformadora de la poesía y el arte.
 Continúa avanzando el proceso de confirmación de lecturas de poemas, preparadas por organizaciones y poetas integrantes de WPM para el 29 de febrero en Ghana, Uganda, Suráfrica, Zimbabwe, Argentina, Canadá, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Perú, Puerto Rico, México, Uruguay, Bangladesh, India, Turquía, Alemania, Austria, Armenia, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, Francia, Inglaterra, Italia, España, Polonia, Serbia, Suecia, Ucrania, Uzbekistán y Australia, entre otros países.
 Cuando los poetas se unen es porque hay una urgencia espiritual, un deseo soberano de que toda la tierra sea una sola alma, como lo afirma William Blake. Y no es religión ni mesianismo. Sólo aquel que está dispuesto a ser flexible, a no cerrar la puerta, sabe de esta conjunción necesaria de voces que expresan su más profundo compromiso con la belleza, la ética y la coexistencia con la vida, mediante las acciones poéticas como resultante del incendio de la historia.
 Como especie avanzamos a tientas entre la tóxica nebulosa de nuestros engendros. El delirio a ultranza, por sobrevivir en esta jungla misteriosa, exageró el diapasón y ahora, después de confinar a la naturaleza en el rincón de los oprimidos, permanecemos expectantes ante el desierto, el glacial y la inundación, que avanzan como los nuevos titanes. También se ha vuelto nocivo el sol por los agujeros del ozono, ese dios malherido.
 Tiempo difícil que invita a re-sacralizar lo viviente, ahora que se nos aleja. Tiempo para hacer del globo terráqueo una burbuja plena de vida en la que se haya desterrado el sufrimiento de milenios, reflejo de una práctica de la culpa que nos condenó a un circo de dolores.
 Invocando a Hölderlin, lo que permanece ha sido fundado por la palabra de los poetas, por las acciones que la poesía hace brotar como llamas en la noche. Que se escuche la palabra de aquellos que han guardado el suficiente silencio, sólo para entonar la voz que eleve nuestro sueño al plano de las realizaciones, como seres en la penumbra sideral que celebran el milagro de la luz.
 Estamos ante un tiempo de dureza, en el que todos los paradigmas entraron en eclosión como los promontorios de la corteza terrestre, que se rompen por el empuje del fuego. Se trata de sincronizarnos a una gran ola de transformación, que todo lo remueve, camino a la otra orilla, tan anhelada, después de haber resistido las aguas turbias de la historia.
 Son las trepidaciones, los cataclismos de la conciencia los verdaderos fundadores de un nuevo sentido del ser en la vida y para la vida. Es preciso sumergirnos en el mar de la renovación, con los poderes de la poesía, para que se consolide una voz de peso en los escenarios donde sea posible hacerse escuchar por aquellos de quienes depende, en gran medida, el destino de la humanidad y de la naturaleza.
 Se trata de que los poderes ocultos, que manejan y controlan asuntos vitales para la humanidad y el planeta, cedan, cambien el rumbo catastrófico de la humanidad sometida a los flujos y reflujos de un modo de producción fundamentado en la devastación, y re-orienten su excesiva riqueza hacia la solución definitiva del desastre ambiental y del hambre crónica y concomitante de 1020 millones de seres humanos.
 Es un compromiso sagrado con la vida ante el cual los poetas alimentarán el fuego de la renovación, de la fundación de un nuevo ser hacia el alba de una vida en plenitud sobre el planeta tierra.
 Hagamos del 29 de febrero de 2012 un día esplendoroso y que impacte de la manera más amplia y penetrante en todos los ámbitos del mundo.

La edad de la poesía en la Vaca Azul


El 29 de febrero se realizará la jornada del Movimiento Poético Mundial en París, en el tradicional sitio de encuentro latinoamericano La vaca Azul. A continuación publicamos un fragmento del texto que leerá Jorge Torres Medina, durante la inauguración del evento.

Lugar: 25 Quai de L’Oise. 75019, París. A las 19 horas. Entrada libre.

Todo hombre lleva un poeta en sus entrañas y hay que despertarlo. Élite y culta minoría cultivan el acto de anestesiar al monstruo de la belleza, pero el acierto araña el inconsciente que muta y se expande en miles y miles de delirantes.
Hoy la poesía es tempestad, sale de los laberintos donde ha estado ceñida y con el viento viaja por el rugoso glóbulo contra los carceleros del sueño y la utopía; es la certeza contra los verdugos de la verdad, contra los propietarios del deseo, contra los exterminadores de lo vital e inconmensurable del ser humano y su equilibrio  con la matriz que lo engendró y lo hizo consciente. Ella que nos acoge en su seno mientras la degradamos sabiendo que si no la respetamos seremos apenas cadáveres sin recuerdo. Hoy la poesía no tiene fronteras ni de estados ni de lenguas porque ella se liberó del mito purista de la traducción, que construyó un muro de teoremas y declaró este acto como traición.
Hoy frente a la economía glotona, y a sus agresiones, se expande implacable, esencial. Ella que canta y lleva el eco de la vitalidad y el aroma de la naturaleza. Hoy es presencia viva, alimento del ser, regocijo y ritual de la tribu, sucesión in crescendo para fortalecer la vida en permanencia.
Entonces libando con pan y vino dignificamos la edad de la palabra: ¡La poesía! Por eso dice desde sus entrañas: ¡Nuestra es la vida, muera la muerte!

Gastón Bettelli interpreta a Boucher

Heracles y Omphales (1735) de François Boucher.
Museo Pushkin, Moscú, Rusia. Óleo sobre lienzo, 90 x 74 cm.

En una inolvidable entrevista —que realizáramos en 1996— el pensador francés Jean Baudrillard sentenció que “la mujer no ha sido la dueña del deseo, pues ha ido más lejos convirtiéndose en el objeto del deseo”, y que “el mundo ha sido sexualizado bajo la forma femenina”, propicia y extrema lucidez, que ahora sirve para adentrarnos en el universo erótico del parisino François Boucher (1703 – 1770), a quien rendimos tributo esta semana.
El artista galante, una de las figura más destacadas del rococó y que sostuviera una relación digna de la picaresca con Madame de Pompadour, es también el artífice de varias imágenes icónicas del arte erótico como “Diana después del baño”, preciosa caricia visual, “Desnudo en reposo” donde una adolescente recostada (Louise O’Murphy) holla nuestra memoria colectiva desde hace más de dos siglos, y Heracles y Omphales que describe la pasión del gran guerrero mítico por esta mujer que lo llevaría a la servidumbre e incluso a la feminización. Esta última obra, cuya iconografía es abundante, fue trabajada por Tishbein El Viejo, Santi di Tito, Francois Lemoine, Johann Heiss, Lucas Carnach, Peter Paul Rubens y por François Boucher, cuya sensual versión ofrenda aquí el pintor Gastón Bettelli, invistiéndola del poder de la inocencia y de la colorida herencia del Pop Art.
Bettelli, nacido en Módena (Italia) —“en el único lugar donde nadie se voltea para mirar un Ferrari… pues allí los fabrican”– y residenciado en Colombia desde hace varias décadas, elogiado por Alejandro Obregón quien lo definiría como uno de los más notables pintores colombianos, nos envió el siguiente retrato interior para acompañar su mágica y amorosa versión pictórica.

“Yo pensándolo bien, realmente quería ser santo o héroe. Todo imberbe poeta quiere ser aquello. Como no encontré donde graduarme en eso me volví pecador. Como la mayoría —dirás tú— caritativo. Cuando vine a Colombia cargaba en mi baúl —pues vine en barco— al mismo diablo. El arte de este país en aquel entonces era muy sano e inocente, todavía se pensaba que para ser artista era necesaria la paleta y el pincel. Pero en mi baúl Marcel Duchamp pensaba otra cosa. Bastaba con sacar un orinal y ponerlo en un museo para hacer arte.
El arte y la belleza no existen, los determina el poder. Si la puntilla donde cuelga el cuadro es del Louvre, es una puntilla diferente. Poderosa puntilla.
Lo de Duchamp es pura criptonita. Sus ideas me hicieron ganar muchos premios como vanguardista importado. Y el discreto voluptuoso encanto de cierto ocasional, muy ocasional, prestigio. Efímera duración de un perfume. Pero en Amsterdam en 1970 tuve una crisis. El culpable: Rembrandt, me hizo su enorme retrospectiva, un renegado de la vanguardia. Culpables también: Piero Manzoni con sus Merde d'artiste y Swartzkloger con sus amputaciones que llevaron a la vanguardia a un extremo tal, donde literalmente no se podía ir más allá en su tremendismo extremo. Conclusión: Rembrandt 2 – Duchamp 1, el score final. Confundido desde entonces no hago sino pincelar por aquí y por allá, eso sí con nostálgica y siempre renovada, devoción. Incendiario de joven, bombero de viejo. La historia de siempre. Y aquí me tienes”. G.B.

Roco/Pop para François Boucher. Autor: Gastón Bettelli. Año de realización: 2012.
Técnica mixta (Óleo, témpera y acrílico sobre lienzo) 70 x 100 cm.

Gastón Bettelli es, junto a Umberto Giangrandi, uno de los sugerentes pintores italianos afincados en Colombia. Elogiado por Obregón, ex-publicista estrella, participante en numerosos libros como El espíritu erótico, Almanaque J Vera Estudio de México, Art Directions Playboy USA, antiguo viajero y catedrático de la Universidad de los Andes, ahora completamente entregado a su universo creativo, ha realizado numerosas exposiciones en Colombia, Italia, Estados Unidos y Ecuador. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Roma y obtuvo importantes distinciones entre las que se cuentan el Premio Jóvenes Esso (1964), el Salón Regional de la Universidad del Valle y un Segundo Premio en el Salón Nacional de Artistas (1970).

Cartas de los Lectores No. 219


EL TORMENTOSO ARTE DE LA MUERTE. Estupendo el artículo de Amparo Osorio "El tormentoso arte de la muerte", de verdad que le llega a la conciencia a todo aquel que por tradición o gusto acude al espectáculo. Es un paso más allá de lo hasta ahora esgrimido en pro de su eliminación y deja y destruye buena parte de los argumentos culturales y religiosos que se enuncian como su fundamento. Enrique Vélez Piedrahita
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BRINDIS POR AMARAL Y BETTELLI. ¡Que viva el arte! Quedé estremecido con el delicioso dibujo de Jim Amaral y con la preciosa versión de Gastón Bettelli, inspirada en la obra de François Boucher: Heracles y Omphales. Es extraordinaria la difusión que hacen del arte universal y admirable la interpretación de los artistas colombianos. Luis Valdenebro, dibujante y escultor.
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ESTRELLAS. No una, ni dos, sino diez estrellas, para la ilustre poeta que con tanta intelectualidad y valentía fue capaz de escribir esta magnífica y tremenda crónica sobre las nefastas corridas de toros. Ojalá el alcalde y su gabinete y muchas muchísimas personas más conocieran este texto de vital importancia. Saludo cordial, Martha María Sotomayor
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POR EL ARTE. ¿La gran exposición de las interpretaciones de las obras maestras del erotismo será sólo en Bogotá, o vendrá a Cali y a otras ciudades? Sería maravilloso que se volviera itinerante por Colombia. Somos muchos los que en el Valle deseamos ver las interpretaciones de Pedro Alcántara, Adriana Patiño y Eduardo Esparza, reconocidos artistas de esta región tan excluyente. Euclides Gómez
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FIESTA BRAVA. Nunca más oportuno el artículo de nuestra poeta Amparo Osorio. La soberbia y la arrogancia del hombre ante el animal en esa mal llamada "fiesta de los toros" es una muestra de que la sevicia humana parece no tener límites y justifica sus actos más atroces con algo que llaman "tradición cultural". Idea que arropa otra larga lista de aberraciones. Sandra Morales, Tokio, Japón.
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DE SOCARRÁS. Es muy satisfactoria la reflexión de Amparo Osorio sobre el Tormentoso arte de la muerte. Pensamos en la vida y en la muerte y sólo con una sensibilidad creadora podemos intentar el elusivo tacto de la aclaración. Me he sentido un tanto culpable aunque nunca he asistido a ese espectáculo de horror. Hernando Socarrás, poeta colombiano
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