Carta de Simone de Beauvoir a Sartre

Simone de Beauvoir y Sartre

El 21 de junio de 1905, nace en París Jean-Paul Charles Aymard Sartre, uno de los padres de la filosofía contemporánea y precursor del gran pensamiento del siglo XX, quien bajo un profundo sentido de la libertad afirmara que el Existencialismo es el último humanismo.
Los Tiempos Modernos, revista fundada por el propio Sartre, acaba de publicar su correspondencia amorosa cruzada con Simone de Beauvoir, con quien compartiría una alianza a prueba de todas las divergencias que destruyen las relaciones pasionales.
Para celebrar el natalicio de este gran filósofo francés, autor de Bosquejo de una teoría de emociones,  La náusea, El ser y la nada, La trascendencia del ego y Crítica de la razón dialéctica, Con-Fabulación publica una de estas escandalosas misivas enviada por Simone a su compañero de más 51 años.

 “Querido pequeño ser: Quiero contarle algo extremadamente placentero e inesperado que me pasó: hace tres días me acosté con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de ambos y durante el día manteníamos serias conversaciones mientras que las noches se hacían intolerablemente pesadas. Una noche lluviosa, en una granja de Tignes, estábamos tumbados de espaldas a diez centímetros uno del otro y nos estuvimos observando más de una hora, alargando con diversos pretextos el momento de ir a dormir. Al final me puse a reír tontamente mirándolo y él me dijo: “¿De qué se ríe?”. Y le contesté: “Me estaba preguntando qué cara pondría si le propusiera acostarse conmigo”. Y replicó: “Yo estaba pensando que usted pensaba que tenía ganas de besarla y no me atrevía”. Remoloneamos aún un cuarto de hora más antes de que se atreviera a besarme. Le sorprendió muchísimo que le dijera que siempre había sentido muchísima ternura por él y anoche acabó por confesarme que hacía tiempo que me amaba. Le he tomado mucho cariño. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Me parece una cosa preciosa e intensa, pero es leve y tiene un lugar muy determinado en mi vida: la feliz consecuencia de una relación que siempre me había sido grata. Hasta la vista querido pequeño ser; el sábado estaré en el andén y si no estoy en el andén estaré en la cantina. Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo. Te beso tiernamente, tu Castor”.