Agradecemos a nuestros 75 mil suscriptores que nos siguen semanalmente desde hace cuatro años y que generosamente han donado sus listas personales de correo, para que la penetración de nuestro medio sea cada vez más extensiva en un planeta que parece haber decretado la abolición de la cultura, a los cuatro centenares de escritores que durante 199 números han irradiado sus textos en este espacio sensible que ya se encuentra entre los ocho medios de mayor lectura en el país, al Comité Editorial y a los fieles Colaboradores que desde diversas latitudes nutren el pensamiento y los sueños de tantos seres extraviados como nosotros —que aún creemos que el fuego de lo poético y del pensamiento desinteresado del hombre no debe ser extinguido—, así como al Ministerio de Cultura de Colombia por el Premio otorgado a esta tribuna libre del arte y el pensamiento que todas las semanas ve la luz en el ciberespacio, y a nuestros próximos aliados en la pugna sin concesiones por humanizar la “producción de la verdad” que tanto preocupaba a Michel Foucault.
Gracias a todos los subnormales, anormales y para-normales que alientan nuestra labor con sus cartas fraternas. Gracias también a quienes en más de veinte países leen semanalmente nuestros delirios y denuncias, y apuestan por un mundo donde el arte y la filosofía tengan una presencia fulgurante en nuestra existencia. Gracias al lector, ese ser en vía de extinción que aún está en pie de resistencia, y a las escasas brújulas éticas y estéticas, que a pesar de todo, no capitulan en esta sociedad cada vez más enceguecida.
¡Confabulados del mundo, uníos!