LA NUEVA GINA. Con-fabulados: Ahora que empieza la gran rebatiña por la alcaldía de Bogotá, apetecible botín, como lo ha demostrado hasta la desvergüenza el ex alcalde Samuel Moreno, muchos son los lobos que empiezan a afilar sus dientes para salir de cacería. ¡Que susto! Pero si algo me ha llamado la atención en esta contienda de trágicos payasos es el regreso al escenario de la ex uribista Gina Parodi. Aparece después del largo silencio que siguió a su desavenencia con el señor del Ubérrimo y, según parece, no quiere comulgar con ningún partido político. ¿Cuál sería el elixir que se tomó o el prodigio que observó para tomar rumbo lejos del mandatario colérico? ¿Qué pensamientos, qué devaneos internos, qué tempestades subjetivas la alejaron de los malos pasos? Es una dicha oírla cantar su lejanía de manera pausada pero inquebrantable. Susana Gabrieli, Bogotá.
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LOS CONJURADOS. Queridos confabulados-conjurados: Estoy muy sorprendido y agradecido a la vez con la excelente presentación que hicieron en la Feria del Libro. Un acto para recordar por su sobriedad en el discurso, por el respeto a los poetas concediéndoles tiempos equilibrados y justos. Por las publicaciones que presentaron, siempre a la altura de las más exquisitas ediciones del mundo. Creo que toda esta suma de detalles tan cuidados, son los que permiten que se sigan posicionando ustedes como una de las mejores editoriales netamente colombianas y de proyección universal. Un saludo y mi aprecio, Antonio Valdenebro.
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BUENOS LOS LANZAMIENTOS. Amigos: terminó ya la Feria del Libro dejándonos a todos un extraño sabor en la garganta. Como siempre, el certamen produjo más bostezos que risas o entusiasmos, más dinero que inteligencia, más libros-bazofia que buenas obras. Queda la sensación inclemente de que los que escriben bien ganan muy mal y los que escriben mal ganan muy bien. Y queda la terrible congoja de saber que nos estamos dejando direccionar de uno o dos editores medio bribones, medio ignorantes y medio estúpidos. Ignacio Rojas, Bogotá.
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PORNO LITERATURAS. Confabulados. Pongámonos en pie de guerra contra los libros de los ex secuestrados. Que ni uno más pueda circular sin el pago de un impuesto carísimo, ojalá impagable. No resistimos más que estos personajes, ciertamente víctimas de la miseria y felonía del secuestro, se quieran vengar con nosotros publicando sus experiencias. Este negocio de los libros de ex secuestrados nos ha llevado a padecer una pléyade de obras estériles y repetitivas. Casi todos los escriben como si se les hubiera pegado la imbecilidad que inocula la selva. Carlos Diago, Medellín