Por Enrique Vélez Piedrahita
Dos o tres meses antes de que terminara el doble mandato de Uribe y recién hizo sus primeros nombramientos el actual Presidente Santos, escribí para Con-Fabulación unos cortos artículos que denominé “La hidra”, refiriéndome al dudoso y maloliente legado que recibía Santos del que había sido su capataz, herencia, decía, que continuaría enquistada con todos sus poderosos tentáculos a lo largo y ancho de los órganos de la administración pública. Debo reconocer que me equivoqué y me quedé corto en mis vaticinios, pues jamás imaginé que la corrupción hubiese llegado a los extremos que hoy atónitos descubrimos casi que a diario. Los falsos positivos, las mal llamadas chuzadas con las cuales el régimen atentó alevemente contra la Corte Suprema de Justicia con el fin de acallarla en beneficio de la narco política. La Yidis política, práctica con la cual compró su primera reelección e intentó repetir por todos los medios para conseguir la segunda. La repartija alegre de subsidios de Agro Ingreso Seguro, la feria de las Notarías, la compra por parte de narcotraficantes de frentes paramilitares para lograr los beneficios de la Ley de Justicia y Paz, todo con el visto bueno del gobierno y la perla, desmovilizaciones aparentes propias de una comedia teatral con disfraces de guerrilleros y ensayos previos para el espectáculo, todo con el fin de engañar a los colombianos y hacernos creer que de verdad la guerrilla estaba en vías de acabarse. Pero oh, sorpresa, lo anterior no era suficiente, la camarilla política que aduló por ocho años al príncipe y lo alimentó de poder y superflua vanidad, en su mayoría conservadores, resultaron beneficiándose en forma directa o por interpuesta persona de los bienes incautados a la mafia. Esto es, legisladores, “honorables padres de la Patria” sacando provecho económico infame del accionar de la narco-delincuencia, hasta ese extremo han llegado.
Lo anterior a nivel nacional, para no hablar de lo acaecido en Bogotá, en donde el dizque “partido” de la U, en connivencia con el Polo Democrático lograron elegir al benjamín de la Anapo para que jugara con la ciudad, la paralizara y a través de su hermano Iván repartiera contratos a diestra y siniestra, al parecer previo el pago de la condigna comisión. Pues los Nule, a quienes conocíamos hace un año y medio como los nuevos “cacaos” y eran los beneficiarios de los mejores y más jugosos contratos de obra con el Distrito, Invías y con el Ministerio de Transporte resultaron “cacos” y repartieron coimas a granel. Más corrupción imposible y la hidra continúa en pleno ejercicio, vamos a ver con qué más viene engrosada la herencia uribista.