Por Liu Xiaobo
(Traducido por Olga Rojas)
El escritor chino Liu Xiaobo, galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2010 y en prisión desde 2008 por pedir reformas democráticas, es un lúcido disidente del Gobierno de Pekín.
Nacido en Changchun (Jilin) el 28 de diciembre de 1955, Liu es uno de los autores del manifiesto "Carta 08", rubricado por otros 303 intelectuales y artistas de su país en 2008, y que un año después le trajo una condena de once años entre rejas. El manifiesto que pide su liberación, y que hoy acumula 20.000 firmas, estaba inspirado en la Carta 77 que la oposición de la extinta Checoslovaquia redactó en 1977 y contribuyó a la caída del régimen comunista en 1989.
Fue ese mismo año cuando Liu abandonó su estadía como profesor visitante en la Universidad de Columbia, en Nueva York, para encabezar la huelga de hambre en las protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen, en Pekín, que ese verano acabaron en la conocida masacre. Aquella madrugada del 4 de junio de 1989, él y otros tres veteranos activistas salvaron cientos de vidas al negociar una salida pacífica de la plaza antes de que los carros blindados mataran a los centenares que se negaban a abandonar su protesta en las inmediaciones.
Tiananmen le valió una primera condena, de dos años, y en 1996 llegó la segunda, de tres, en un "campo de reeducación laboral" ("laogai") donde celebró su matrimonio con su segunda y actual esposa, la poeta Liu Xia, que gracias al certificado podía visitar a su marido con frecuencia.
La misma calma interior que mostraba en 2007, cuando abandonó la presidencia del Centro Chino PEN para la libertad de expresión y, en una entrevista concedida a EFE, anticipaba un futuro carcelario que se veía resignado a afrontar para proseguir con su lucha pacífica.
El presente poema fue leído recientemente por el gran escritor sudafricano Breyten Breytenbach en la clausura del Festival de Literatura de Bogotá, quien manifestó en su momento: “prefiero dejar de recitar uno de mis textos para dar a conocer otro de un autor que lo necesita mucho más”. Aquí para los Con-Fabulados esta pieza inédita en español -que nos hace recordar las “Nanas de la cebolla” de Miguel Hernández-, iluminaciones donde la poesía adviene para sublimar la tensión histórica y política.
ME ESPERAS CON EL POLVO
Para mi esposa, que espera todos los días
no queda nada para ti, nada más que esperar por mí
junto con el polvo de nuestro hogar
aquellas capas acumuladas,
desbordando en todos los rincones
te niegas a separar las cortinas
y dejar que la luz perturbe su tranquilidad
sobre la estantería,
el rótulo manuscrito está cubierto de polvo
en la alfombra los estampados inhalan el polvo
cuando me escribes una carta
y te complaces con que la pluma sea recargada por el polvo
mis ojos son apuñalados de dolor
te sientas allí durante todo el día
sin osar moverte
por temor a que tus pasos atropellen el polvo
intentas controlar tu respiración
usando silencios para escribir una historia.
En momentos como éste
el polvo sofocante
ofrece la única lealtad
tu visión,
respiración y tiempo permean el polvo
en el fondo de tu alma
la tumba es colmada centímetro a centímetro
de los pies al pecho
hasta la garganta
tú sabes que la tumba
es tu mejor lugar de descanso
allí me esperas
sin brote de temor o alarma
es por esto que prefieres el polvo
en la oscuridad, la asfixia en calma
esperando, esperando por mí
me esperas con el polvo
rechazando la luz solar y la circulación del aire
sólo deja que el polvo te entierre por completo
sólo déjate caer dormida en el polvo
hasta que yo vuelva
y despiertes
limpiando el polvo de tu piel y de tu alma.
¡Qué milagro – regresando de la muerte!